Entrevista realizada por PrNoticias
En septiembre de este año el número de periodistas parados superaba los 5.500. Pero la situación tampoco es optimista para aquellos que conservan su trabajo. Aunque podrían considerarse afortunados, lo cierto es que han visto como sus condiciones laborales se han acercado peligrosamente a la barrera de la precariedad. Y es que un 66% ha sufrido una notable reducción salarial como consecuencia de la crisis. El paro y la baja remuneración aparecen en este informe como dos de las principales preocupaciones de los periodistas encuestados. Dos consecuencias evidentes de la crisis que, con todo, son superadas por otro problema clásico del sector: el intrusismo profesional.
Dos imágenes de un quiosco tradicional de la ciudad de Valencia
Fuente propia
Con un mercado laboral colapsado (existen 68.000 periodistas en activo mientras que el Servicio Estatal de Empleo calcula que sólo hay trabajo para 30.000) la entrada de nuevos profesionales parece inviable. Pero esta situación no desanima a los futuros periodistas. De hecho, en la actualidad cerca de 19.000 alumnos que cursan Periodismo en las universidades españolas. Desgraciadamente la mayoría sufrirán una crisis que ha castigado con especial fuerza a un sector, el de la comunicación, que ya vivía en la cuerda floja desde hace años.
Pero además de superar el difícil panorama económico, los nuevos periodistas tendrán en sus manos un reto aún más complicado. La falta de credibilidad se ha convertido en uno de los principales hándicaps de ésta profesión. Parece imprescindible recuperar la confianza perdida por parte de la socidad. Sólo así se podría evitar una mayor caída del sector, una mayor caída de las audiencias. Para ello la voluntad de los profesionales debe coincidir y estar apoyada por los grandes –y cada vez más influyentes- gigantes de la comunicación. Una situación que, ciertamente, no es la más habitual.
El periodista, que en otra época se consideró imprescindible para el mantenimiento de las sociedades democráticas, parece ahora desvinculado de este tipo de funciones. Un problema que se manifestaba antes de la crisis económica actual. Ya en 2006, un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) situaba a la de periodista como la segunda profesión peor valorada por los españoles, sólo por detrás de la de militar. Un hecho que el 22% de los encuestados atribuía a la “pérdida de prestigio” que había sufrido durante los últimos años.
El periodista, que en otra época se consideró imprescindible para el mantenimiento de las sociedades democráticas, parece ahora desvinculado de este tipo de funciones. Un problema que se manifestaba antes de la crisis económica actual. Ya en 2006, un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) situaba a la de periodista como la segunda profesión peor valorada por los españoles, sólo por detrás de la de militar. Un hecho que el 22% de los encuestados atribuía a la “pérdida de prestigio” que había sufrido durante los últimos años.
La crisis sólo ha conseguido empeorar la situación. Con menos recursos y menos inversión pocos medios pueden ofrecer “periodismo de calidad”. La mayoría de las redacciones han prescindido de profesionales veteranos. Su lugar ha sido ocupado, en muchos casos, por becarios recién licenciados. Periodistas con mucho menos bagaje pero dipuestos a soportar jornadas maratonianas y los sueldos mileuristas. No disponen del tiempo ni del dinero suficiente para cuidar detalladamente los reportajes en profundidad o dedicar el tiempo necesario para ofrecer temas propios o de investigación. Esto es, no tienen recuros para potenciar el periodismo especializado que, autores como Arcadi Espada, proponen salida a esta crisis. Se limitan “peinar” a las noticias de agencia que llegan a través de Internet y a cubrir los temas del día. No es difícil que, con esta situación, veamos aparecer de nuevo la palabra "crisis". En este caso se plantea una clara crisis de identidad que han señalado diversos expertos. Entre ellos, encontramos a Juan Carlos Suárez, quien a través de su texto La crisis de identidad del periodista y la ética profesional analiza como esta falta “endémica” de identidad hace mella en la credibilidad de los profesionales de la información.
Todas estas pautas y rutinas que se alejan del periodismo tradicional se han trasladado –en muchos casos, se han multiplicado- en el cambio del papel a la pantalla. Aunque parece más que aceptado que Internet es un camino inevitablemente ligado al periodismo del futuro, muchos medios de comunicación no están actuando en esta dirección. Ofrecer los mismos contenidos que en las ediciones digitales no parece la mejor opción para afianzar un periodismo de mayor calidad. En este sentido Ramón Salavarría, profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra y responsable del portal e-periodistas, ha manifestado recientemente en una entrevista la necesidad de otorgar a los medios digitales su verdadero valor y dejar de considerarlos de “segunda categoría”.
Resulta paradójico, sin embargo, que la posible salida a la crisis, esto es, el periodismo a través de la red, aún no haya encontrado un modo de ser rentable. En su mayoría, los medios digitales han optado por la gratuidad ante la falta de una opción de pago convincente. Existen excepciones como la del diario The Thimes –que al igual que otras cabeceras del grupo News Corp, propiedad de Rupert Murdoch han optado por la opción de pago y suscripción- o la fracasada experiencia de El País, que finalmente, desistió en su apuesta y volvió a la gratuidad.
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Gráfico de e-Marketer publicado por The New York Times |
Con todo, después de más de una década de andadura, los grandes portales siguen sin una fórmula de forma de financiación. Y todo, a pesar de las sobradas señales que muestran la fuerza del periodismo digital. Mientras que los niveles publicitarios y de lectura caen a un ritmo vertiginoso en los periódicos en papel cada vez son más los anunciantes que apuestan por Internet. Sin embargo, eso no significa que estén únicamente centrados en los periódicos online ya que, en muchos casos, el blanco de la publicidad son los buscadores de noticias.
Parece evidente que el ascenso de los diarios en Internet se produce a costa de la difícil supervivencia de los medios impresos tradicionales. La supuesta muerte de los periódicos en papel a manos de Internet sigue generando polémica. Medios como El País, han dedicado extensos reportajes y series de entrevistas a analizar el futuro del periodismo a través de la visión de grandes nombres del mundo de la comunicación. Sin embargo, en mi opinión, debemos asumir que, más que una desaparición de los periódicos tal y como los conocemos en la actualidad, va a producirse una adaptación. Los lectores que quieran disfrutar de productos periodísticos de calidad, analíticos e interpretativos podrán acudir a sus publicaciones tradicionales, mientras que aquellos usuarios que quieran conocer las claves de la actualidad diaria –renunciando a un mayor grado de elaboración- podrán hacerlo a través de cualquier dispositivo conectado a la red.
Ésta se plantea como una de las teorías más aceptadas pero aún así, presenta ciertas dudas. ¿No puede Internet ser también un canal válido para un periodismo de mayor calidad? ¿Debemos resignarnos los lectores online a noticias realizadas en cadena y donde la banalidad es más que frecuente? ¿Estamos desaprovechando opciones de un medio tan rico y potente como Internet? Y más importante aún, ¿puede suponer Internet una alternativa si tenemos en cuenta que se están copiando los patrones que han llevado al periodismo a perder su credibilidad?
La llegada de Internet venía acompañada de promesas como la inmediatez, la interactividad o el carácter multimedia pero la realidad es muy distinta. Muchos de estos aspectos aún se encuentran a mitad de su desarrollo. La inmediatez se ha transformado en pérdida de calidad. Un ejemplo lo encontramos en la debilidad de la verificación de fuentes que, evidentemente, provoca una falta de confianza. Por su parte tampoco podemos verificar altos niveles de interactividad entre lectores de un portal y, mucho menos, entre los usuarios y el propio medio. Posiblemente sea la posibilidad de incluir elementos multimedia dentro de una noticia el aspecto que más se ha desarrollado. Es bastante común que cualquier diario acompañe su información con videos, galerías de fotografías o gráficos explicativos aunque, ciertamente, en raras ocasiones se trata de productos multimedia o complementos de alta calidad.
A nivel tecnológico la llegada de dispositivos como el IPad o el IPhone se muestran como la nueva revolución dentro del periodismo digital. Un gran desarrollo tecnológico que, no obstante, no viene acompañado de una evolución del contenido, de una creación de productos originales y creados expresamente para la web. Es cierto que existen portales que han superado la lectura tradicional de noticias. Páginas como Kiosko.net, Newsmap o NewsBreaker son algunos ejemplos. Pese a su apariencia llamativa y la originalidad de su estructura siguen utilizando como materia prima las noticias publicadas por las ediciones digitales de los grandes periódicos.
No deberíamos hablar, por tanto, de los problemas del canal, sino del uso que los medios están haciendo de él. Los periodistas deberían utilizar las nuevas técnicas a su alcance (comunicación inmediata con todos los rincones del mundo, acceso rápido a numerosas bases de datos…) pero sin perder de vista que Internet es sólo una herramienta más. Este aspecto cobra más importancia en periodismo de ámbito especializado como, por ejemplo, el periodismo científico. Como apuntaba Álex Fernández en el texto Periodismo Científico On-line: Internet y las Nuevas Oportunidades para la Ciencia y Tecnología los periodistas científicos deben tener especial cuidado con Internet que, del mismo modo que permite un acceso rápido a la información y sus fuentes se ha convertido en “fuente de todo” y, también en “la mayor fuente de pseudociencia”.
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Portada del diario The Huffingston Post 02/01/11 Fuente Propia |
A principios de la década John V. Pavlik anunciaba en su ya mítico El periodismo y los nuevos medios de comunicación que ante la gran cantidad de información ofrecida por Internet los nuevos periodistas debían “volverse mucho más que un simple narrador de hechos”, debía ajustarse “un papel de guía, de intérprete” ya que las nuevas audiencias “valorarían mucho entender por qué determinada información es importante y cuál puede ser su impacto y trascendencia” lo que obligaría a “desarrollar su papel como aquellos que den sentido a los hechos y procesos”. Dando un paso más, Pavlik veía a los periodistas del futuro como encargados de “desempeñar un papel central en la reconexión de las comunidades”. Una gran función social que, como vemos, y al menos de momento, no se ha recuperado.
Entrevista realizada por Cedecom
Wikileaks ha contado con cinco grandes e históricos medios de comunicación (El País, Le Monde, Spiegel, The Guardian y The New York Times) para difundir sus informaciones secretas. Cabeceras reconocidas y que, como apunta, el presidente de la Asociación de Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, deben seguir confiando en periodistas capacitados y con una amplia experiencia.
El negocio prima sobre el deber de informar. La reciente desaparición de la cadena CNN+ ha sido un claro ejemplo. Sin embargo, desde una postura optimista, debemos confiar en la tarea que debemos desempeñar los periodistas y los medios de comunicación –ya sea a través del papel impreso o de la red- para el mantenimiento de las sociedades actuales.
El último golpe al sector de la comunicación lo ha provocado Wikileaks. El portal de Julian Assange ha conseguido reavivar la discusión sobre el nacimiento de un nuevo tipo de periodismo. Pero como apunta el director del diario El País, Javier Moreno, en el reportaje que Informe Semanal ofreció al respecto, ha sido necesario el trabajo de muchos profesionales de la información para dar sentido a los miles de documentos que llegaron a su redacción.
El último golpe al sector de la comunicación lo ha provocado Wikileaks. El portal de Julian Assange ha conseguido reavivar la discusión sobre el nacimiento de un nuevo tipo de periodismo. Pero como apunta el director del diario El País, Javier Moreno, en el reportaje que Informe Semanal ofreció al respecto, ha sido necesario el trabajo de muchos profesionales de la información para dar sentido a los miles de documentos que llegaron a su redacción.
Montaje propio
Imagen: Bernardo Pérez. El País
Audio: Reportaje "Desnudando a la diplomacia de Estados Unidos". Informe Semanal
Imagen: Bernardo Pérez. El País
Audio: Reportaje "Desnudando a la diplomacia de Estados Unidos". Informe Semanal
Wikileaks ha contado con cinco grandes e históricos medios de comunicación (El País, Le Monde, Spiegel, The Guardian y The New York Times) para difundir sus informaciones secretas. Cabeceras reconocidas y que, como apunta, el presidente de la Asociación de Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, deben seguir confiando en periodistas capacitados y con una amplia experiencia.
Montaje propio
Imagen: M. Castells
Audio: Reportaje "Desnudando a la diplomacia de Estados Unidos". Informe Semanal
Imagen: M. Castells
Audio: Reportaje "Desnudando a la diplomacia de Estados Unidos". Informe Semanal
Pese a la inestable situación económica y el incierto futuro del sector, parece que los medios de comunicación que ofrecen periodismo de calidad siguen conservando parte de su valor. Parece casi seguro que los grandes grupos de comunicación lograrán superar la crisis económica y garantizar la viabilidad a largo plazo de sus medios. Ahora bien, reconquistar la credibilidad perdida y recobrar la confianza de los ciudadanos aún resulta más complicado. Una tarea pendiente que recaerá sobre los futuros periodistas.
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